La disforia de género es un desacuerdo o un desajuste muy profundo entre el sexo biológico y el sexo psicológico, es decir, entre el sexo con el que se nace y el que la persona siente como propio.
Se estima que padecen disforia de género una de cada 30 mil personas nacidas con genitales masculinos y una de cada 100 mil personas nacidas con genitales femeninos.
Son personas que, desde pequeños, sienten que su identidad mental no encaja con su fenotipo genital. Son hombres que se sienten atrapados en cuerpos de mujer y mujeres que se sienten encerradas en cuerpos de hombre y que necesitan ser “aceptados social y legalmente” en el género correcto para “alcanzar una vida normal”.
Cuando los individuos necesitan adaptar su fenotipo con hormonas y cirugía para hacerla coherente con su identidad de género, se denomina transexualismo, término acuñado a mitad del siglo XX.
Las causas de la disforia de género son todavía desconocidas. Existe una hipótesis que sostiene que se puede considerar al síndrome de Benjamín como una condición del desarrollo neuronal del cerebro (que comienza durante el desarrollo fetal y continúa después del nacimiento) y otra que se debe a una suma de problemas genéticos, más la educación que recibió la persona en su seno familiar y las experiencias de vida.
Se desprende de esto, entonces, que su origen es complejo y en él indicen factores por demás variables, como biológicas, psicológicas y sociológicas. Por ello, el diagnóstico que se realiza en los pacientes debe ser muy, muy cuidadoso y personal y lo mismo su tratamiento. El cual, por lo general, se caracteriza por un método hormonal, cirugías correctivas (de adecuación de sexo) y apoyo psicológico para enfrentar la situación.
Casos
Uno de los casos más famosos de disforia de género es el de la cantante adolescente alemana Kim Petras, que nació como Tim y que se convirtió en la transexual más joven del mundo, ya que se realizó operación de adecuación de sexo a la edad de 16 años. Petras, había comenzado su adecuación de género a los 12 años cuando inició un tratamiento hormonal y según aseguran sus padres, desde los dos años, ella ya había empezado a insistir que era una niña.
En una entrevista sobre su cirugía dijo: "Siempre me preguntan si me siento como mujer, pero la verdad es que siempre me he sentido como mujer, solo que terminé en el cuerpo equivocado".
En la Argentina, fueron públicos dos casos de mujeres encerradas en un cuerpo de hombre cuyas historias culminaron con un final feliz.
Así como Kim, Nati (nacido como Marcos) es una joven que luego de atravesar un largo camino lleno de conflictos judiciales, logró ajustar su sexo en el 2007, a los 17 años. Los activistas por los derechos de los homosexuales de Argentina consideran que es el primer caso de este tipo en toda América Latina.
Antes de la operación, Nati había declarado que “todo esto vale la pena, porque va a mejorar mi vida, va a cambiar mi cuerpo, no mi sexo: yo siempre fui mujer” y que “siempre noté algo que no estaba bien en mi cuerpo y a medida que fui creciendo esa sensación de sentirse en un cuerpo ajeno fue como agrandándose".
Por su parte, Alejandra Victoria pudo realizar su deseo en la adultez. Desde pequeña, su familia no aceptó su condición, como ella misma lo aseguró en una entrevista: “Siempre me trataron como varón, y yo me aburría en el autódromo o en la cancha. Entonces no se sabía lo que hoy se sabe, y los psicólogos trataban lo mío como desorden de la personalidad, hasta que un psicólogo dio con esto, pero ya de grande. Tuve que convivir con mi contradicción y es terrible luchar contra tu propia naturaleza”.
A los 47 años, Alejandra logró realizarse la cirugía para adecuar su identidad mental con su fenotipo genital. Ahora, siente que es la misma persona pero “viviendo de manera genuina” porque blanqueó “algo escondido”.